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Nieves Pérez Calero

De la pirámide invertida a las células informativas

De la pirámide invertida a las células informativas

La pirámide invertida ha sido el patrón hegemónico utilizado por todos los periodistas del mundo desde años. Dada la lozanía con la que aún cuenta Internet y el ciber-periodismo, esta conformación de los textos periodísticos ha estado presente en la web. La perduración de esta distribución de los contenidos ha sido debida, por un lado, a la inercia profesional, y por otro, a la tendencia del traspaso de textos en la red, sin que éstos hayan sufrido ningún cambio como adaptación al medio.
Un nuevo ajuste se atisba en el periodismo desde que éste se ha instalado en la red. La necesidad de cambios en el estilo y en la utilización de nuevas herramientas son una de las cuestiones más combatidas entre la comunidad periodística, que ensaya mejores formas de llegar al ciber-lector.
La redacción periodística clásica denota una falta de adaptación de los textos periodísticos al nuevo medio que se inscribe en cuantiosos puntos enumerados en multitud de estudios (Herre van Oostendorp y Chris van Nimwegen, Jacob Nielsen).

Una de las cuestiones más debatidas en relación con el periodismo digital lo constituye la posible pérdida de legibilidad que puede sufrir éste en comparación con las publicaciones en formato papel, la longitud del texto en la pantalla, los hipervínculos, la temporalidad, etc.
Si observamos las características del nuevo medio, nos damos cuenta de que el formato piramidal ya no satisface las necesidades de información en la red. Pero existe una nueva herramienta que se constituye como recurso redaccional y que puede superar las limitaciones a las que está sujeta cualquier periódico:
el hipervínculo.
El traslado directo de la estructura piramidal a la red supone la transposición de una estructura cerrada, prescindiendo del novedoso recurso del hipertexto, cuyo empleo adecuado, puede hacer que la noticia evite la redundancia y la previsibilidad, que caracterizan a la pirámide invertida.
A través de los hipertextos se pueden incorporar fragmentos documentales o piezas que contextualicen la información, sin que éstos tengan que aparecer en el cuerpo de texto. El lector tiene en sus manos la posibilidad de ampliar información y queda preservado de leer pasajes que no desea y que ralentizan su lectura. Pero en ocasiones, esto mismo, resulta molesto, pues no existe un criterio claro en el uso de enlaces hipertextuales, por lo que el lector puede que no llegue a saber de antemano a qué información le llevará un hipervínculo en cuestión.
El ajuste de la escritura hipertextual exige una transformación en las condiciones de estructurar y escribir la información. El periodista debe jerarquizar y seleccionar los elementos de la información como es habitual en su quehacer periodístico. Pero, además, debe conocer, exponer y dominar los elementos informativos que conforman la noticia que redactará. Debe discernir mejor entre la información de última hora y la que es documental y contextualizadota. Debe distinguir entre la explicación de datos, la descripción de lugares y el relato de los acontecimientos. Le conviene dominar los soportes textuales, gráfico o sonoros para poder elegir cuál informa mejor sobre cada uno de los aspectos de la noticia.
La desaparición de moldes en la producción periodística digital no implica la inexistencia de pautas para la organización de la información, sino el desarrollo de nuevos criterios estructurales.
El hipertexto permite al lector elegir esos criterios estructurales y confeccionar su ensalada informativa con los “aliños” que más le satisfagan y en el orden y cantidad que desee.
Se crea, de esta forma, un mensaje periodístico mediante la suma de piezas informativas autónomas. El croquis de una noticia elaborada a partir de estos nuevos criterios ya no tendría una estructura cerrada, sino que se compondría de un conjunto de elementos interconectados mediante el hipertexto y cuyas partes vendrían decretadas por el acontecimiento informativo comunicado en cada caso. Esas partes corresponderían a las llamadas células informativas, que favorecen la aprehensión de la información por parte del lector.
La práctica profesional promueve el desprendimiento del antiguo patrón y el acogimiento del nuevo. Esta mutación se empieza a observar en algunos periódicos digitales.