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Nieves Pérez Calero

Ese olor a canela y Navidad…

Ese olor a canela y Navidad…

 

En la época en la que nos encontramos es obligatorio hablar de los dulces navideños, una tradición que forma parte de nuestra cultura y que mueve la economía.

Nos situamos en la localidad del mantecado por excelencia: Estepa. Al sureste de Sevilla, en una estación en la que el 40% de su población de 13.000 habitantes, se dedican a la industria del mantecado desde agosto hasta diciembre.

Y es que el 98% de los dulces navideños que se elaboran en España proceden de Estepa. Se calcula que se facturan aquí unos 40 millones de euros al año. Sin mencionar el arrastre económico que produce entre maquinaria, transporte, envoltorios y artes gráficas.

El Mantecado de Estepa está englobado en el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) desde hace dos años, y junto con el otro sector productivo más importante de la comarca sevillana de la Sierra Sur, el aceite de oliva, están considerados como las dos “joyas” de la economía sevillana.

A pesar de la crisis los hogares españoles no han renunciado al sabor navideño de estos dulces, manteniéndose su consumo en niveles parecidos a los de 2012. En cuanto al mercado internacional, éste supone un 10% de la producción total de Estepa, que lucha por ganar terreno evitando la estacionalidad en países europeos y en Marruecos, donde el producto tiene que sufrir una serie de modificaciones como la sustitución de la manteca de cerdo por grasa vegetal en el caso de los mercados musulmanes.

Estepa se presenta como la “ciudad del mantecado”, y es que aquí se elaboran los mantecados de las marcas más conocidas, pero también de aquellas que alimentan a las marcas blancas.

Esta localidad abraza a 23 fábricas que dan empleo directo a unas 2.000 personas, el 85% mujeres, que elaborarán en esta campaña unas 17.000 toneladas de dulces navideños.

En lo que se refiere al empleo indirecto, existen una gran variedad de empresas auxiliares que permiten la distribución de estos productos, así como su correcto envasado, etc.

Un ejemplo de ello son las dos fábricas de plásticos o alveolos, las cuatro de producción de maquinaria para el sector alimentario, y las tres imprentas ubicadas en este pueblo que abastecen de cartón a la industria del mantecado.

La campaña varía de una fábrica a otra, en función de las características de su producción. Generalmente, suele comenzar en agosto y terminar, como dicen los estepeños del sector, “cuando el Niño ha nacido”, en diciembre.

 

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