Blogia
Nieves Pérez Calero

35 años... y la casa sin barrer

35 años... y la casa sin barrer

Sólo han pasado 35 años desde que las Naciones Unidas eligieran el día 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.  

Felicidades a todas las mujeres porque todas somos trabajadoras: dentro y fuera del hogar. La mayoría lo hacen desde el anonimato permitiendo que esta sociedad flote a pesar de las vicisitudes de los tiempos que vivimos. Sólo unas pocas lo hacen desde las altas esferas. Unas desde las grandes ciudades, otras desde zonas rurales, en el Tercer Mundo…

La generalidad haciendo malabarismos para sobrevivir y llevar adelante casa, trabajo, pareja, familia, amistades, relaciones, economía, formación, salud, estética y un largo etcétera.

Hoy no somos tan invisibles. En esta jornada no sólo se recuerda a las que día a día luchan por sus derechos o a las que son víctimas de la violencia machista, de la prostitución, de las torturas seudo- religiosas, del olvido o de la marginación social. También es el día para ensalzar a todas aquellas personas que trabajan para luchar frente a esta rancia discriminación que no acaba de resolverse por muchos siglos que pasen.

Sólo 150 mujeres son reconocidas en un ranking elaborado por la revista norteamericana Newsweek. En ella y bajo la calificación de “las más valientes del mundo” figuran españolas como Pilar Manjón (Asociación 11 M), Edurne Pasabán (la primera mujer que subió catorce cimas de más de 8.000 metros de altura) o Soraya Sáenz (vicepresidenta del gobierno español).

No cabe duda de que a esta lista habría que añadir muchas más porque son millones las que escriben la  historia de la humanidad de forma tenaz, inagotable, valiente y anodina. A pesar de las amenazas, de la incertidumbre y de las trabas.

Hoy el sol brilla para nosotras. Sigamos caminando y construyendo un mundo mejor. Luchemos por nuestros derechos. Consigamos un puesto de trabajo con un salario digno, por una conciliación laboral y familiar. Luchemos por la dignidad, la educación, la salud… por todo lo que nos merecemos.

Pero, sin caer en la trampa del esclavismo. Sin tener que acatar atributos asociados tradicionalmente al otro sexo. Sin tener que elegir entre vida laboral o familiar. Sin la acumulación de títulos académicos y formativos. Sin batallar por una belleza artificial… Sin aplastar a nadie. Tratándonos y respetándonos como personas. Porque todas y todos buscamos lo mismo en esta vida: ser felices.

0 comentarios